El seguro del automóvil es un contrato de seguro que cubre los riesgos creados por la conducción de automóviles en caso de causar un accidente.
Existe una modalidad básica, cuya contratación es obligatoria por los propietarios de todo vehículo, denominada por ello
seguro obligatorio del automóvil que cubre la responsabilidad civil
del propietario y del conductor del vehículo —en el caso de que no sean
la misma persona— por los daños y lesiones que causen a terceros.
Incluye también la defensa jurídica hasta ciertos límites. Esta modalidad está regulada de forma detallada por la normativa estatal.
Junto a esta modalidad básica se pueden contratar otros complementos voluntarios: lo que se denomina
seguro de responsabilidad civil voluntario, que cubre las posibles indemnizaciones a terceros por encima de las cantidades incluidas en el seguro obligatorio; el
seguro de ocupantes, lo mismo que el anterior pero específicamente para los ocupantes del vehículo; el
seguro de daños propios o seguro a todo riesgo, por los daños que pueda sufrir el vehículo del propio asegurado; el
seguro de lunas, por los daños a las lunas del propio vehículo, es una subespecie del anterior; el
seguro de accidentes del conductor, que es un seguro sobre la vida
del propio conductor, ya que éste no está cubierto por el seguro
obligatorio; el seguro de defensa jurídica en cuanto no esté cubierto
por el obligatorio; la asistencia en viaje, etc.
También existe la variante «con franquicia» que se utiliza sobre todo
en los seguros de coche a todo riesgo que en vez de cubrir el total del
siniestro, solo lo hace a partir de una cantidad que soporta el
asegurado.
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